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miércoles, 13 de julio de 2011

Nº 40: PEPE PINTO "Mi trigo limpio"



PEPE PINTO es el cantaor flamenco sevillano que nos recuerda su peculiar estilo en estas páginas. Tenía un voz muy personal y en sus canciones, de vez en cuando intercalaba unos recitados que le dieron fama. Casado con la famosa Niña de los Peines, con la cual había trabajado en sus espectáculos. A partir de ahí se codeó con gente como Pepe Marchena o Canalejas de Puerto Real, hasta el parón traumático que supuso la Guerra Civil. En el 39, volvió a resurgir con fuerza en esos fandangos únicos que él interpretaba como nadie. Falleció en Sevilla en 1969 a los 66 años, víctima de una hemorragia intestinal.









LA LETRA...

Vela,
el barco de mis amores,
no tiene más que una vela,
remendadita y graciosa,
igual que mi María Manuela,
que es morena y muy garbosa.


Es morena y muy garbosa,
y tiene el cutis más fino,
que las hojitas de rosa.


Se conforma mi niña con un vestido,
y le basta y le sobra con un marido,
De percal que se vista,
¡viva el salero!,
es mi María Manuela la reina,
es la reina,
mi María Manuela,
del mundo entero.


María Manuela, ¿me escuchas?
Yo de vestidos no entiendo,
pero... ¿te gusta de veras
ese que te estás poniendo?
Tan fino, tan transparente,
tan escaso y tan ceñido,
que a lo mejor por la calle
te vas a morir de frío.
Te sienta que eres un cromo,
pero cámbiate de ropa,
si es un instante, lo justo
mientras me tomo esta copa.


La rosa que me entregaron,
al pie del altar mayor,
lleva las sayas cumplidas,
y nadie le ve el color,
tiene mi María Manuela,
la carita de una rosita,
y el olor de primavera.


Te quiero guapa y sencilla,
como yo te conocí,
no tienes que engalanarte,
para nadie, más que para mi,
ni tu eres mujer moderna,
ni quiero que lo aparentes,
que yo te prefiero antigua,
que lo antiguo vale siempre,
que como el triguito limpio,
que todo el mundo te compare,
que por fuera y por dentro,
te parezcas a mi madre.
¿Te cambiaste ya el vestido?
andando, para el teatro,
ya verás tú con qué envidia
nos contemplan más de cuatro:
"¡Vaya un marío con suerte
y una mujer bien plantá,
es una vara de nardos
con la carita lavá!".
Y al salir yo te prometo
cantarte por alegrías,
lo mismo que te cantaba
cuando tú eras novia mía.


Ya no se pinta la cara,
la mujer que yo más quiero,
ella ya no se pinta la cara,
huele a tomillo y romero,
se lava con agua clara,
que Dios la manda del cielo.
(P.PINTO)

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